… el apetito de los diligentes se suministra abundantemente… Proverbios 13:4
Dios anhela derramar su favor y bendición sobre ti. Él anhela mostrarte su bondad y provisión. Él promete hacer su parte, pero tú tienes que hacer tu parte. Tienes que ser diligente. En primer lugar, sea diligente en buscar sus caminos y seguir sus mandamientos. Entonces, sé diligente con lo que tienes en tu mano, con tu tiempo y recursos. En Mateo 25, Jesús cuenta una parábola sobre tres hombres cuyo empleador les confió algo de dinero llamado talentos. Dos de los hombres fueron diligentes e invirtieron los talentos y recibieron un gran rendimiento. El tercer hombre tuvo miedo y enterró lo que se le dio. Los dos primeros hombres fueron recompensados y alabados por su diligencia, mientras que el tercer hombre fue reprendido. Sigue el ejemplo de los dos primeros hombres y busca maneras de ser diligente con lo que tienes en tu mano. Hagas lo que hagas, hazlo con excelencia. Sea lo mejor que puedas y vayas más allá incluso cuando creas que pasa desapercibido. Comprende que cuando las personas no se dan cuenta, Dios se da cuenta y promete recompensar el apetito de los diligentes.
Una oración para hoy
Padre celestial, gracias por tu favor y bendición en mi vida. Hoy elijo ser diligente. Elijo vivir en la excelencia y hacer todo lo mejor que pueda. Te doy toda la gloria en el nombre de Jesús. Amén.
Guillermo Pacheco